El comercio internacional se sustenta en la actualidad básicamente en el tráfico marítimo de mercancías. Un 90% de las transacciones comerciales en el ámbito mundial se concretan por esta vía. Y, justamente, una de las mayores amenazas para el transporte marítimo es el traslado de mercancías peligrosas, pues representan casi la mitad de todas las cargas que viajan a través del mar.

Las mercancías peligrosas, (conocidas también como mercancías IMO por las siglas de la International Maritime Organization u Organización Marítima Internacional), son todos aquellos productos o material transportable que pueden suponer un riesgo potencial para la seguridad y vida humana, medios de transporte o infraestructuras si no se manejan y controlan de forma correcta.  Se incluye dentro de esta clasificación  toda aquella sustancia que, manipulada inadecuadamente, pueda amenazar al medio ambiente.

Debido al riesgo que pueden suponer tanto para la seguridad y vida de las personas como para el ambiente, toda empresa que asuma el traslado de mercancías peligrosas debe cumplir con determinadas exigencias y disposiciones tanto internacionales como locales en la materia. 

Las compañías que movilizan carga peligrosa deben adoptar normativas que garanticen condiciones óptimas de seguridad para las  mercancías, las instalaciones de almacenamiento y medios de transporte, los bienes materiales que están alrededor de ellas y el medioambiente por el que circulan. 

Además, se enfrentan a un reto primordial: el de preservar la integridad de todas las personas que entren en contacto con los materiales peligrosos durante todo el proceso, desde el embalaje hasta la recepción de la carga. 

Tipos de mercancías peligrosas

Las mercancías peligrosas pueden presentarse en estados diversos: sólido, líquido o gaseoso. Abarcan desde materia prima y acervos hasta productos manufacturados. 

En 1965, fueron publicadas un conjunto de reglas relativas al transporte marítimo de todo tipo de mercancías explosivas, tóxicas o radioactivas. Estas disposiciones surgieron con el propósito de proteger la integridad de las tripulaciones y evitar la contaminación del medio marino. 

 Este manual se conoce como el  Código Internacional de Transporte de Mercancías Peligrosas por Vía Marítima (o IMDG, por sus siglas en inglés: International Maritime Dangerous Goods Code). Es importante destacar que la aplicación de este código no se hizo obligatoria sino hasta el año 2004 y que entre 2018 y 2020 experimentó actualizaciones. 

De acuerdo con la Organización Marítima Internacional, las mercancías peligrosas se agrupan en nueve categorías que son identificadas con una numeración del 1 al 9. Según el riesgo y la naturaleza del material o elemento potencialmente peligroso que será trasladado vía marítima se establecen pautas operativas para su empaque, etiquetado, almacenamiento y traslado. 

Las etiquetas en formas de diamante de estas mercancías pueden tener uno o varios colores según el tipo de carga, además de un símbolo representativo o alusivo a cada sustancia o material peligroso, lo que facilita su reconocimiento internacional. Esta tarjeta debe ser lo suficientemente resistente a las condiciones ambientales como para que no desaparezcan ni los colores ni el símbolo del material que se identifica.

En la Clase I de las mercancías peligrosas tenemos, por ejemplo, a los explosivos (cohetes, fuegos artificiales, bengalas, bombas). Este tipo de material se etiqueta con un símbolo de una bomba explotando en color negro.

Por su parte, en la Clase 2 se incluye a los gases en sus diferentes manifestaciones (licuados, comprimidos o refrigerados) y que, de acuerdo con sus propiedades químicas, se clasifican en inflamables, tóxicos o asfixiantes. Cada uno de ellos posee un etiquetado distinto (llamas, calaveras, botellas). 

En la Clase 3 se encuentran los líquidos inflamables (gasolina, pintura, barniz) y todo aquel material que pueda arder con facilidad si entra en contacto con una fuente de calor). En la 4, se agrupan los sólidos inflamables y en la 5 están los comburentes y peróxidos orgánicos (que favorecen la combustión).

Mientras que en la Clase 6 se enlistan las sustancias tóxicas o infecciosas: lo primero son aquellas que pueden matar por contacto, ingestión o inhalación, y lo segundo alude a las muestras/cultivos de laboratorio.

En el grupo 7 se clasifica todo tipo de material radioactivo y las mercancías peligrosas identificadas con el número 8 son los corrosivos, capaces de destruir tejidos, piel y hasta de desintegrar los materiales sólidos.

Finalmente, tenemos a la categoría 9, la más amplia, ya que abarca objetos peligrosos de diversa índole: mercancía de desecho potencialmente contaminante, pilas de litio, hielo seco, dioxinas, etc. 

zona libre de colón

¿Quiénes deben cumplir con estas normas? 

Según su naturaleza y complejidad, las mercancías peligrosas requerirán tratamientos específicos que van desde un determinado tipo de embalaje, temperaturas apropiadas, equipos para la manipulación y traslado, buques de carga distintos, así como todo aquello que permita disminuir el riesgo de que un daño, derrame o cualquier error de manipulación ocasione daños a las personas y al medio ambiente. 

El Código IMDG establece el tipo de embalaje y etiquetado que debe tener cada mercancía peligrosa según su categoría. Asimismo, incorpora recomendaciones sobre la disposición, manipulación y acciones a implementar en caso de que se presente alguna emergencia. 

Estas orientaciones se dirigen principalmente a las compañías navieras, pero tienen influencia en todas las industrias y negocios asociados con este tipo de mercancías. Así, en la práctica, todo participante del tráfico marítimo (desde cargadores hasta estibadores) y la cadena de suministro en general deben conocer y cumplir con las disposiciones del código. 

De igual forma, las autoridades portuarias de cada nación deben velar por el cabal cumplimiento de estas normas y también familiarizarse con ellas,  pues son los  encargados de gestionar cualquier tipo de accidente o emergencia que se presente. 

Adicional a lo establecido en el Código IMDG, este tipo de mercancías deben ser identificadas con un número de Naciones Unidas  (de cuatro dígitos) que alude al nivel de peligrosidad que cada carga representa. También, debe contener el nombre técnico del producto o material potencialmente peligroso, así como cualquier indicación para un manejo adecuado y seguro.

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Foto por Petr Magera en Unsplash

Imagen de Kevin Schwarz en Pixabay 

 

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